lunes, 7 de abril de 2008

Il Giro d´Italia

Para acabar de contar mi Semana Santa me falta hablar del último finde de marzo. Ese fin de semana hice un breve pero intenso viaje a Venecia y Milán para ver a unos amigos españoles que están allí de Erasmus (Ale y Antonio) y con esa excusa aprovechar para que me enseñaran bien la ciudad.
Venecia: Salí el sábado 29 por la mañana a eso de las 8 y volví el martes 1 a la misma hora. Casi muero en el intento!!porque ponen los vuelos a horas intempestivas y en aeropuertos que están a tomar por saco...viajar con low cost es lo que tiene pero cada vez me gusta menos.
Llegué al aeropuerto de Bergamo?¿?(pero yo no iba a Milán?¿?)sobre las 12. Como todo está estudiado por Ryanair y sus secuaces, 1000 carteles fosforescentes te indican que guagua hay que coger para ir a la ciudad y cuanto te va a salir la gracia. Como no me quedó otra, me subí a la guagua y una hora más tarde llegué a la Estación Central de Milán, de donde partiría hacía Venecia. Entre una vendedora muy gritona que no sabría que los micrófonos existen, esperar por una pobre viejita, sorda como una tapia, que por mucho que la otra gritara no se enteraba de nada y estar atentísima a que nadie se me colara, pude comprarme el billete de tren hablando más apache que inglés. Subí al tren y en otras 3 horas llegué por fin!!a Venecia. Por el camino me pareció super bonito ver desde la distancia la ciudad "flotando" sobre el agua. Una vez en la estación, mientras esperaba por Ale tuve mi primer contacto con la ciudad. Me recordó al decorado de algún parque de atracciones, como muy artificial todo y plagado de turistas y grupos de niños de colegio, pero aún así me encantó!! Cuando apareció Ale casi no la reconozco por el nuevo look Arquitorturada que lleva, Pobrinha mía! Fuimos callejeando un poco por la ciudad hasta dejar las cosas en el albergue. El albergue, su resi y la de su novio italiano Lucas, están en la isla de la Giudecca, así que tuvimos que coger il vaporetto, que es un barquito que va por los canales y que cruza la laguna. Tras el albergue fuimos al super a por algo de cena que si aquí es arroz y feijoada, allí el plato clave es Pasta. Hicimos lo propio y compramos tortellinis que luego nos preparó Lucas en su resi con jamón y nata hummm!!bonísimos! Comimos y ya los dejé maqueteando toda la noche.
El domingo, madrugué porque había que dejar el albergue, o mejor dicho, el barracón antes de las 9 y 30. Desayuné la porquería de panecito y chocolate que te daban y salí a hacer turismo. Sin duda, uno de los peores albergues en los que he estado, porque ni agua te daban. Quedé con Ale en la parada del vaporetto, dejamos las cosas en su resi y nos fuimos a ver Venecia. Nos subimos en el vaporetto en plan tourist, en la parte trasera viendo el agüita (azulina pero superhipermega tóxica)y viendo la panorámica de la ciudad. Nos bajamos en la parada de la Piazza San Marco y de ahí pasamos por el Puente del último suspiro, porque por ahí llevaban a los presos antes de ejecutarlos para que los vieran. Pasamos delante del Palacio ducal, el Campanile, la Basílica y ya la plaza de San Marcos con las pocas palomas que quedaban. De normal dicen que hay más, pero ese día estarían asustadas y conmigo corriendo detrás de ellas pues supongo que más, jeje! Callejeamos viendo escaparates con Pinoccios, cristales de Murano que parecían caramelitos, trajes y máscaras venecianas y montón de puestos para turistas con gorritos de gondolero incluso hasta tiroleses bailando en una plaza. Llegamos al Puente de Rialto, sacamos fotos de los canales, góndolas y gondoleros y por último, vimos el Puente de la Academia, desde donde se veía la iglesia de Santa María della Salute, no confundir con San Giorgio Maggiore (gracias Ernest!!por aclararmelo en el examen de Chano)y tras este largo paseo nos fuimos a comer a la residencia de Lucas. Como ese día hacía bueno, hicieron barbacoa en el jardín de la resi donde me quedé hasta las 7 que fue cuando cogí el tren de vuelta a Milán.
Milán: Tarde otras 3 horas en llegar, pero esta vez el camino de vuelta se me hizo más ameno
porque iba cotilleando la conversación de 2 pilinguis dominicanas, que iban contando los regalos que le hacían sus clientes, sus viajes y ponían verde a una tercera. Cuando llegué, me fueron a recoger Javi, Foncho y Antonio, que hacía más de un año que no los veía pero siguen practicamente iguales. Dejamos las cosas en su casa y fuimos a ver lo poco que hay que ver de Milan, il Duomo y la galería de Victor Manuel. Hice algo typical tourist, que fue pisarle los huevos al toro y dar mis 3 vueltas como una subnormal. Vimos alguna otra cosa: el teatro, a Leonardo, las calles fashion y a dormir!
Al día siguiente, fuimos por la mañana a hacer unas pequeñas compras, a ver el Castillo de los Sforza, al parque que tiene detrás, la Basílica de San Ambrosio y a la Iglesia de Sta. María della Grazie, que es donde está la imagen de La última cena y que me quedé sin ver porque era lunes.Luego los chicos se fueron, y me dediqué a hacer turismo yo sola por la ciudad. Subí al Duomo, vi otra vez las galerías, las tiendas, el impresionante Zara y ya cuando estaba aburrida me senté a tomar un batido. Mientras esperaba que Antonio saliera de clases, un abuelete enchaquetado y con Ray Ban se me acercó, se puso a hablar conmigo y me hizo una proposición indecente: me invitaba a cenar con él al mejor restaurante de Milán! Tentador...pero ya tenía planes cachis! Después conseguí contactar con Antonio, porque mi móvil había muerto por falta de saldo y nos fuimos a cenar a la zona del canal, cómo no?una pizza!!enorme en el Da Willy. No me la pude terminar y para bajarla, dimos un corto paseo por la zona viendo las tienda de diseño que habían en la zona. Una vez de vuelta, medio dormité porque a las 3 y 30 ya estaba cogiendo el taxi para coger el bus de vuelta a Bergamo.
Fue una visita rápida pero productiva. A Venecia volvería con los ojos cerrados porque me quedé con ganas de más, a Milán no lo creo y es que el encanto que le sobra a una le falta a la otra.

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