domingo, 9 de marzo de 2008

Feas costumbres

El post de hoy es no apto para escrupulosos ni personas con una alta sensibilidad a las guarradas, porque lo voy a dedicar a todas esas cochinas costumbres que tienen los portugueses y que a más de uno le revolverá el estómago.
Empezaré por la que considero la peor de todas las costumbres que tienen y que se mire por donde se mire es una auténtica guarrada!!! Escupir por la calle. Lo normal suele ser que vayas tranquilamente por la calle, de charleta con las amigas, pensando en tus cosas o mirando fachadas... cuando de repente, tu apacible camino, es interrumpido por un sonido más que desagradable y que supera hasta los trinos de los pajaritos. Oyes como un señor empieza a emitir sonidos guturales, se va cargando de flemas y demás sustancias que puedan salir por la boca, para terminar echándose el señor pollo, lapo, escupitajo, escupitina o como lo quieran llamar. Realmente asqueroso! Encima hay que tener cuidado, porque hay que intuir hacia que lado va a echarlo el muy cochino marrano,porque apuntan sin mirar y es conveniente evitar que nos caiga encima. Lo peor del asunto, no es que lo hagan solo los señores mayores sino que hasta la señora más emperifollada suelta sus escupitajos a diestro y siniestro. Incluso los niños!! que se supone deben estar educados y serán los futuros mayores del país, también los he visto echar escupitajos como la cosa más normal del mundo. Que asco más grande!
Los habitantes de Oporto también son conocidos como los tripeiros, debido a su afición a comer tripas (a qué suena bien!). De esta encantadora afición deriva otra fea costumbre que tienen, que roza el mal gusto y es incluso hasta gore, que es la de colocar todo tipo de carnes en los expositores que dan a la calle en las carnicerías, incluidas las famosas tripas y coágulos de sangre. Ya de por sí, las carnicerías aquí no dan muy buen rollito porque parecen sacadas de pelis de terror, pero se vuelven más desagradables, cuando se trata de fechas señaladas, digamos por caso Navidad. En esas fechas, la cosa se vuelve más kitsch y asquerosa, porque adornan la cabeza de los cerditos, los montoncitos de carne y demás, con guirnaldas, acebos o bolitas navideñas. Hasta ahora no conozco a ningún españolito que haya pisado una carnicería en Portugal, con eso lo digo todo y no porque yo sea una quisquillosa.
Otra fea costumbre que tienen y que es desesperante, es la de llegar tarde a todos sitios. La impuntualidad tiene un margen de 10-15 minutos pero aquí lo normal es media hora, 3/4. Al principio, llegaba puntual a todas mis clases, pero viendo que aquí nadie viene a su hora, pues ya salgo media hora tarde de casa y aún así llegó puntual.
Para compensar, esta falta de puntualidad y la parsimonía con la que se toman las cosas, lo que hacen es conducir como locos, como si esto fuera un rally de Formula 1, y si pueden te echan el coche encima. Eso sí suelen respetar los pasos de peatones, pero como te retrases un poco empiezan a pitarte como auténticos energúmenos.
Por último, otra fea costumbre, es la de acompañar todos los platos con arroz. Es como para nosotros comer papas fritas pero lo de los portugueses es más radical: que pides carne, acompañamiento arroz; que pides croquetas, arroz; que pides lasaña, pues también arroz; que pides arroz pues más arroz aún...
Pero bueno, cada cual tiene sus manías y costumbres y los españoles no nos quedamos atrás. Simplemente si pensásemos en como se hacen las morcillas y los chorizos, nadie volvería comerlos.
-Nada necesita tanto una reforma como las costumbres ajenas- Mark Twain

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